Es importante ver al curriculum como un proyecto y no solo como el plan de estudios o el programa de una asignatura, porque va más allá de eso, realmente nos permite dar una orientación a los profesores en el aula o en otros espacios educativos, que es donde cobra vida todo lo planeado y aprobado por la instancia normativa, que para nuestra política educativa, estamos hablando de la Secretaria de Educación Pública (SEP).
La práctica educativa es una actividad un tanto compleja, porque está conformada por muchos factores, podríamos mencionar entre ellos: las características de la propia institución educativa, las experiencias que traen los estudiantes y profesores, la capacitación que han recibido los profesores, la naturaleza de la asignatura, entre otros.
Si bien el curriculum se puede definir como un proyecto educativo que parte de diversas necesidades, compuesto por fundamentos, elementos y recursos, con base en normas y lineamientos establecidos, que sirve de guía en la enseñanza del docente, con la finalidad de generar, desarrollar y evaluar los aprendizajes significativos de los estudiantes y coadyuvar a la formación integral de los mismos; entonces, parecería claro pensar que el curriculum y la práctica educativa están íntimamente relacionadas y de hecho así lo es.
La aplicación de un curriculum sirve, como dice Casarini, M (1999) para retroalimentar, ratificar, rectificar, etc y de esta manera ajustar progresivamente el curriculum formal al curriculum real, pero tratando, al mismo tiempo de tender al logro del currículo formal a medida que el diseño se ajusta y modifica.
Por lo anterior se puede decir que el curriculum es el instrumento, esa herramienta que permite reflexionar sobre la práctica educativa y quien mejor que los docentes que operan el curriculum para reflexionar sobre ello y perfeccionarlo día a día para coadyuvar a esa formación integral de la que tanto se habla en las Instituciones Educativas.
La práctica educativa debe entenderse como reflexiva, no puede reducirse al momento en que se producen los procesos educativos en el aula. La planificación y la evaluación de los procesos educativos son una parte inseparable de la actuación docente, ya que lo que sucede en las aulas, nunca se puede entender sin un análisis que contemple las intenciones, las previsiones, las expectativas y la valoración de los resultados.
Lo que se hace en clase, incide en mayor o menor grado en la formación de nuestros estudiantes.
Es necesario fortalecer en nuestra práctica educativa, la forma de enseñar tomando en cuenta los estilos de aprendizaje, el cómo abordar los contenidos, ya sean conceptuales, procedimentales y actitudinales, tomar en cuenta siempre los saberes previos, entre otros elementos.
Por último, ya que el curriculum es el instrumento que me hace reflexionar sobre la práctica educativa, hagamos que esa reflexión en primer lugar esté centrada en el estudiante, para que obtenga aprendizajes significativos, sea un excelente profesionista y una mejor persona.
Mtra. Karina Salazar Estévez